lunes, 18 de enero de 2010

Fundamentos de la ética islámica




Dice el Sagrado Corán: ¡Adopta la disculpa, y ordena el bien, y apártate de los necios! (7:199). Son tres recomendaciones dirigidas al Profeta (BPDyC) que contienen todo un proyecto ético para la vida del hombre.
La investigación ética en el Islam ha sido muy amplia. “Ética” se dice en árabe `Ilmu -l-Júluq, “ciencia del carácter” o “del comportamiento humano”. También existe un término en árabe, que tiene que ver con “ética”, que es el de ádab, “ética”, “cultura”, “dominio de la lengua árabe” (lo cual constituye toda una ciencia), y “cortesía en el trato”. Hay un aspecto de la ética cultivado por la mística, llamada “sufismo”, tasáuuf en árabe, según el cual el que se realiza éticamente alcanza el amor divino y los grados espirituales.
La ética islámica es sapiencial, no es individual, de libre opinión exclusiva, puramente especulativa, sin recurrir a la tradición ni a la práctica concreta. Es ambas cosas, teórica y práctica: Hay una tradición, por una parte, y por otra está los actos del individuo. Es principalmente cognitiva, el conocimiento constituye la base y la guía de todo asunto ético, y la ética quiere procurar el mayor conocimiento posible para la persona.
La ética islámica es eudemónica, es decir busca la felicidad. El alma fue creada, según el Islam, para el goce, no para el sufrimiento. Dijo el Profeta (BPDyC): “Este es un mundo de goces, y el mejor de los goces es la esposa buena”. Su meta es conocer a Allah, Quien es el goce máximo, la felicidad total. Es una ética contemplativa, intelectual, no simplemente abstracta, quiere alcanzar la meta que se propone, la felicidad en este mundo y en el otro, la visión real de las Luces divinas.
Luego, el eje de la ética islámica es el conocimiento de Allah y de sí mismo, no es un objeto externo. Cuidando la propia alma y descubriéndola alcanzamos el bien sumo y la felicidad. Dice el Sagrado Corán:
…Y no seáis como los que olvidaron a Allah, y Él les hizo olvidarse de sí mismos (59:20).
El olvido de Allah corresponde al olvido de sí mismo, el Recuerdo de Allah al recuerdo de sí. La responsabilidad sobre el bien y el mal está en el hombre, Allah no se beneficia con las buenas obras, sino el hombre mismo.
El modelo de la ética islámica:
En cuanto al modelo que tiene en meta, la ética islámica presenta una antropología y una psicología particulares: El bien todo está en la propia alma, ella es el tesoro, la única riqueza espiritual que tiene el hombre, la Presencia divina está en ella. Dijo el Profeta (BPDyC): “Quien se conoce a sí mismo a su Señor conoce”. Y también dijo Alí (P): “El que más se conoce a sí mismo es el que más conoce a su Señor”.[1]
Cuidando la propia alma, descubriéndola, conociéndola, se adquiere la certidumbre imprescindible para alcanzar el bien y la felicidad, porque éstos dos están implícitos en ella. dice el Sagrado Corán:
¡Los que sois creyentes!, ¡temed a Allah, y que el alma observe lo que predispuso para mañana! Y temed a Allah, por cierto que Allah es Informadísimo de lo que realizáis. Y no seáis como los que olvidaron a Allah, y Él les hizo olvidarse de sí mismos, tales son los corruptos (59:20).
Si hacéis el bien beneficiáis a vuestras propias almas, y si hacéis mal es contra ella misma (17:7).
El mal es ignorancia, pero el Perdón divino no tiene límites:
Otros han reconocido sus faltas [por haber] mezclado obras de bien y otras malignas. Es posible que Allah los perdone, ciertamente que Allah es Indulgentísimo, Misericordiosísimo (9:102).
Entre los rasgos principales de la ética islámica es que el Islam rechaza el pecado original. Dijo el Profeta (BPDyC): “Todo nonato es nacido según la fitrah (la esencia pura humana), [y así permanece] hasta que su lengua se exprese por él. Son ambos padres los que lo judaízan, lo cristianizan, o lo masdeízan”.[2] Y agregó: “¿Acaso veis que los animales nacen defectuosos?”. Es decir, ¿cómo es posible que el hombre nazca con una carga negativa si vemos que toda la naturaleza es completa, y la obra de Allah es perfecta? Entonces, no existe en el Islam la carga un pecado metafísico.
Principios de la ética islámica:
1. Superioridad del bien que no se equipara al mal:
No se equiparan el mal con el bien, a pesar de que te maraville la abundancia del mal Diles [Profeta]: “Lo malo y lo bueno no son equivalentes, aunque os complazca la abundancia de lo malo”. (5:100-101).
El hombre está inclinado naturalmente a producir el mal, pero éste no es equivalente al bien. El bien es la felicidad, el mal es la aflicción.
2. Calificación ética por la intencionalidad del acto.
La ética islámica es intencionalista, es decir, otorga prevalecía a la intención para calificar el acto:
Allah no os condenará por el juramento en vano, sino que os condenará por lo que realizan vuestros corazones (2:225);
No tendréis culpa en cuanto os equivoquéis, mientras vuestros corazones no tengan intención [maligna]. Allah es Indulgentísimo, Misericordiosísimo (33:4-5).
3. Calificación por el conocimiento:
La ética islámica destaca el conocimiento como parámetro del juicio que merece el acto.
Di [Profeta]: “Este es mi sendero, convoco hacia Allah en el Conocimiento [con visión], yo y quienes me siguen” (12:108)...
Es decir, es responsabilidad del hombre tomar un camino y superar la postración, la dispersión, y alcanzar un nivel ético elevado.
4. Modalidad personal o reflexiva del acto ético (quien hace el bien lo hace a sí mismo). El que obra el bien se hace el bien a sí mismo:
Si hacéis el bien beneficiáis a vuestras propias almas, y si hacéis mal es contra ella misma (17:7).
5. Objetividad de los ejemplos éticos, que se remiten a las cosas concretas, reales, como un árbol, un oasis, etc.:
Una palabra buena es como un árbol bueno; sus raíces están firmes [en el suelo] y sus ramas [se elevan] hacia el cielo... Y el ejemplo de una palabra mala es como el de un árbol malo que [echa raíces] a flor de tierra, ¡no tiene arraigo! (14:24-26).
Es decir, el bien tiene arraigo, germina, florece, acrece el ser, y el mal es vanidad.
Y los que son incrédulos, sus obras son como espejismo en una vastedad, al que el sediento [a punto de morir de sed] imagina agua. Hasta que cuando llega a él no encuentra nada... (24:39).
Es objetiva, además, porque no consiste en mantener cierta idea, que o bien se concreta, o bien no, pero eso resulta indiferente.
6. Optimitud como fin individual a alcanzar, y busca en ello la excelencia:
Quien deteste Mi Persuasión [sobre el más allá, y la Realidad divina] tendrá una vida mísera [infausta, desgraciada], y le recogeremos [de su tumba] ciego el Día de la Resurrección (20:124);
Jamás podrán equipararse el ciego y el vidente, ni los que son fieles y obran el bien, con los inicuos. ¡Cuán poco os persuadís! (40:57-61).
Hay una distinción objetiva, en la misma persona, entre el bien y el mal.
7. Trascendencia de los actos de bien, que acrecen nuestro ser y se gozan. Y es una ética que busca la concreción de la promesa del más allá:
Al que haga el bien, sea varón o mujer, siendo creyente, le haremos vivir sin duda una vida placentera, y le daremos realmente su recompensa mejor a lo que habían realizado (16:97);
...excepto quienes se arrepientan y tengan fe y hagan el bien. Tales entrarán en el Jardín y no serán en nada menoscabados... No escucharán allí necedades sino [el saludo de la] Paz, y tendrán su provisión allí en forma perpetua (19:52-64).
8. Responsabilidad, cuyo fundamento es la libertad recibida por el hombre de su Señor. Y la libertad supone a su vez conocimiento e intención, el primero por cuanto lo principal en el hombre es el intelecto, y es lo que será juzgado por su Señor. Los actos sin conocimiento no son imputables. Y la intención porque en última instancia, aun existiendo conocimiento, el ser humano es incapaz de medir las consecuencias totales de sus actos, y entonces la medida la da la intención con que se concretaron. Dijo el Profeta (BPDyC): “Los actos valen por la intención”.[3] Dice el Sagrado Corán:
Tal es una comunidad [una era, una época] perimida, ella obtuvo lo que realizó y vosotros lo que realizáis, y no seréis interrogados [responsables] por lo que ellos hicieron (2:134).
9. Sociabilidad, en cuanto el otro es uno mismo, y lo que cometa con él lo cometo conmigo mismo. Y en cuanto todo acto en última instancia está dirigido hacia la Meta, porque es un eslabón más hacia ella, y la Meta es Allah, exaltado sea. Una ética que busca la socialización del hombre sobre la base de una experiencia trascendente, y tiene una fundamentación metafísica, que sostiene que de Allah sólo procede el bien, ninguna injusticia, ningún mal se Le debe atribuir. Dijo el Profeta (BPDyC) sobre la fundamentación metafísica de la ética: “Imitad el comportamiento de Allah” (o bien: “El modo de ser divino”). Y dice el Sagrado Corán:
¿Acaso la recompensa del bien no es el bien mismo? (55:60).
10. Por último, debemos remarcar la politicidad de la ética islámica. Uno de sus fundamentos es el de “ordenar el bien y vedar el mal y la corrupción”, y esto se liga íntimamente con la práctica de la vida social y política de la comunidad islámica (Ummah). Dice el Sagrado Corán:
¡Los que sois creyentes!, ¡cuidad vuestras almas!: No os dañará quien se desvía si vosotros os bienguiáis (5:105).
No es incompatible el cuidado de la propia alma con el mandato social de ordenar el bien y vedar el mal, sino que son dos aspectos de lo mismo, pues el ejemplo que uno da con sus actos es la mejor prédica.
Tradiciones sobre la ética:
El hombre en su desempeño en la vida debe lograr alcanzar las ideales éticos y practicarlos. El intelecto supone una pedagogía, una enseñanza y educación, la vida moral, practicar las buenas costumbres prevalecientes en el ámbito de su sociedad.
De Muhammad Al-Báqir (BP) quien dijo: "Cuando Allah creó al intelecto (al-`aql) lo hizo proferir (expresarse) y luego le ordenó ‘¡Adelántate!’ Y el intelecto se adelantó. Luego le ordenó: ‘¡Vuélvete hacia atrás!’ Y el intelecto retrocedió. Luego exclamó (Allah): ‘¡Por Mi Poder y por Mi Majestad!: No he creado ninguna criatura más amada para mí que tú, ni te perfeccionaré excepto en aquel que amo. He aquí que Yo, sin duda, debido a ti ordenaré, y debido a ti vedaré, castigaré y recompensaré’".[4] En otra versión sobre la creación del alma dice: “…Y creó Allah el alma y le preguntó lo mismo: ‘¿Quién eres tú y Quién soy Yo?’, y el alma le dijo: ‘Tú eres Tú, y yo soy yo’”. Y después de someterla a algunas pruebas, la última de las cuales fue el ayuno durante cien ciclos, en que el alma reiteró su apartamiento de Allah, por tercera vez Allah le hizo la misma pregunta, y el alma respondió como el intelecto: “Tú eres mi Señor, y yo soy tu sierva fiel”. Esto significa que a través de las pruebas, del padecimiento, del esfuerzo, el hombre reconoce que hay un Señor, un Principio a quien responder. El intelecto se lo indica naturalmente, pero el alma es renuente a aceptarlo. Entonces hay una precedencia de la vida intelectual para alcanzar la excelencia, la virtud y la felicidad.
Otras dos tradiciones del Profeta (BPDyC) tienen mucho que ver con nuestra época: “Tomad un donativo en tanto sea donativo, pero si fuera soborno para alejaros de vuestro Din (religión), ¡no lo toméis ni omitáis castigarlo! ¡Que no os impida de ello la pobreza y el miedo! Por cierto que los de Magog están a las puertas, y sin duda que el eje (o la rueda) del Islam rotará [en el futuro], por lo cual hacia donde el Corán se vuelva, ¡volvéos vosotros! Está cerca que el gobernante y el Corán combatan entre sí, disientan y se contrapongan. Vosotros tendréis gobernantes que os impondrán una ley, y ellos tendrán otra. Si los obedecéis, os extraviaréis, y si os desacatáis, os combatirán (y matarán)”. Le preguntaron: “¡Mensajero de Allah!, ¿qué haremos nosotros si ello nos alcanzara?”. Respondió: “Deberéis ser como los seguidores de Jesús, que fueron degollados a espada [lit.: “aserrados a sierra”], y fueron crucificados en maderos. La muerte obedeciendo [a Allah] es mejor que la vida en desobediencia [...]. ¡Por Quien posee mi alma entre Sus Manos!: Vosotros deberéis ordenar el bien y vedar el mal, o bien Allah os hará dominar por los peores de vosotros, y luego vuestros mejores suplicarán, pero no se les responderá. ¡Por Quien posee mi alma entre Sus Manos!, ordenaréis el bien y vedaréis el mal, e impediréis el poder [lit. “mano”] del opresor tirano, resguardando [el bien] férreamente, o bien Allah opondrá vuestros corazones unos contra otros”.[5]
Anas Ibn Malik, la Complacencia de Allah sea con él, expresó: “Se preguntó: ‘¡Mensajero de Allah!, ¿cuándo será abandonado el ordenar el bien y vedar el mal?’. Respondió: ‘Cuando aparezca entre vosotros lo que surgió entre los pueblos (o comunidades) anteriores a vosotros’… el dominio (o poder) de vuestros pequeños, y la corrupción de vuestros mayores, y el conocimiento en poder de vuestros peores’” ("Mujtásar Ibn Kazír [Síntesis de la interpretación del Sagrado Corán] por Ibn Kazír)"Tomo I, p. 539).

Fin
Fuente: "Centro de Altos Estudios Islámicos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario