jueves, 7 de enero de 2010

EL CORÁN Y LA CIENCIA MODERNA (1)

Alabado sea Dios, Señor de los Mundos, y la paz y las bendiciones sean con el Profeta, el Enviado como Clemencia para la humanidad.
En este libro, el Dr. Bucaille narra su encuentro con el Corán. "No es una fe en el Islam," dice el Dr. Bucaille, "que guió mis primeros pasos, sino la simple búsqueda de la verdad. Es así como lo veo hoy día. Fue un hecho importante que, por la época que había terminado mis estudios, me había permitido ver en el Corán un texto revelado a un profeta." Lo que le llevó a ésta convicción fue el hecho que sería impensable "para un hombre de los tiempos de Muhammad haber sido el autor de tales declaraciones a causa del estado de conocimiento en sus días."
Para el propósito de su estudio, el Dr. Bucaille agrupó los versos coránicos que contienen datos científicos bajo temas generales como la Creación, la Astronomía, la tierra, etc.
Respecto a la creación, él refuta la antigua noción occidental (deliberadamente o por ignorancia), que Muhammad solamente copió esbozos generales de la Biblia. Él compara la versión de la Biblia y el Corán y concluye que la versión bíblica es inaceptable científicamente, mientras que la versión coránica no solamente está de acuerdo perfectamente con los datos descubiertos por la ciencia moderna, sino también está sorprendentemente libre de nociones erróneas de la época. Entonces, se pregunta, ¿Cómo podemos imaginar que un hombre quien sacó su inspiración de la Biblia pudo haber sido el autor del Corán y, de su lógica, haber corregido el texto bíblico llegar a un concepto general que concierne a la formación del universo, cuando dicho concepto no se formó hasta siglos después de su muerte?
Este libro contiene un mensaje precioso para los científicos actuales, en particular, y el hombre moderno en general. Pero debe recordarse, como el mismo autor advierte, que el Corán no es un libro de interés científico sino que es un libro religioso por excelencia. El propósito del Corán en invitar al hombre a reflexionar sobre los fenómenos naturales y enfatizar la Omnipotencia divina. En éstas reflexiones, podemos hallar alusiones a datos relacionados con el conocimiento científico, que es seguramente otro Don Divino cuyo valor debe resplandecer en este tiempo de ateísmo material.
EL CORÁN Y LA CIENCIA MODERNA
En noviembre 9 de 1976, se dio una extraña lectura en la Academia Francesa de Medicina. Su título era "Datos fisiológicos y embriológicos dentro del Corán". Presenté mi estudio en base que dentro del Corán existen ciertas aseveraciones concernientes a la fisiología y la reproducción. La razón para hacerlo fue que nuestro conocimiento en dichas disciplinas es tal, que es imposible explicar como un texto como el Corán en sus tiempos contenía ideas que solamente se han descubierto en tiempos modernos.
De hecho, no hay trabajo humano previo a los tiempos modernos que contengan declaraciones que fuesen iguales en avance en el estado de conocimiento para el tiempo que aparecieron y los cuales podrían ser comparados al Corán.
Además de esto, un estudio comparativo de datos similares contenidos en la Biblia (viejo y nuevo testamento) parecía deseable. Así es como el proyecto fue formado en una confrontación entre el conocimiento moderno y ciertos pasajes en las sagradas escrituras de cada religión monoteísta. Ello resultó en la publicación de un libro bajo el título La Biblia, el Corán y la Ciencia. La primera edición francesa apareció en mayo de 1976.
No es de sorprenderse que la religión y la ciencia han sido siempre consideradas hermanas gemelas por el Islam y que hoy día, en un tiempo en que la ciencia ha llegado a pasos agigantados, siguen siendo aún asociadas, y más aún, ciertos datos científicos se usan para el mejor entendimiento del texto coránico. Lo que es más, en un siglo donde la verdad científica trata con dureza a la creencia religiosa, son precisamente los descubrimientos de la ciencia, que en un examen objetivo sobre la revelación islámica ha puesto a la luz el carácter supernatural de ciertos aspectos de la revelación.
Cuanto se ha dicho y hecho, hablando en general, el conocimiento científico podría parecer, a pesar de lo que pueda decir la gente, ser altamente conducente a reflexionar sobre la existencia de Dios. Una vez que comenzamos a preguntarnos de modo imparcial y desprejuiciado acerca de las lecciones de metafísica para ser conducidos desde algún conocimiento actual (por ejemplo, nuestro conocimiento acerca de lo infinitamente pequeño o el problema de la vida), en verdad descubrimos muchas razones para pensar en estas líneas. Cuando pensamos sobre la notable organización que preside al nacimiento o el mantenimiento de la vida, seguramente se volverá claro que la probabilidad de ello es el resultado de que la suerte es menos y menos, tanto nuestro conocimiento y progreso en este campo se expande. Ciertos conceptos deben parecer estar incrementándose inaceptablemente; por ejemplo, si uno pone por delante al francés ganador del premio Nóbel de medicina que trató de hacer a la gente admitir que la materia viva fue auto creada como el resultado de circunstancias fortuitas bajo el efecto de ciertas influencias externas utilizando elementos químicos sencillos como base. De esto se ha proclamado que los organismos vivos forman parte de los seres, llevando al destacado complejo llamado hombre. Para mí, parecería que el progreso científico hizo entender la fantástica complejidad que seres superiores proveen fuertes argumentos en favor de la teoría opuesta: en otras palabras, la existencia de una organización extraordinariamente metódica que preside sobre el notable arreglo de los fenómenos de la vida.En muchas partes del libro, el Corán lleva, en términos simples, a esta clase de reflexión general. Pero también contiene datos infinitamente más precisos que están directamente relacionados a hechos descubiertos por la ciencia moderna; estos son los que ejercen una atracción magnética para los científicos de la actualidad.

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